martes, 26 de julio de 2011

Respeto es la clave

Muchos me preguntan por mi profesión cómo se puede enseñar a los niños, qué hacer para que ellos "obedezcan", cómo lograr que hagan caso... y un sin fin de cuestionamientos similares. Las personas somos todas muy distintas, con características diferentes aunque provengamos de los mismos genes o nos hayamos criado en el mismo medio. Si recordáramos que todos somos distintos y que eso es lo que nos hace ser quienes somos realmente, con nuestros sueños, amores, preferencias, actitudes, deseos, pensamientos... podríamos relacionarnos de otro modo.

Imagen: Selva Carmona

Creo que el respeto a las diferencias es la base de las relaciones humanas y es lo más díficil de llevar a la práctica cuando esas diferencias nos muestran el abismo que existe entre una y otra persona. Por ejemplo, en una pareja ella quiere vivir fuera de la ciudad porque la vida es más tranquila, el aire más puro, sus hijos estarán en contacto con los animales y el ritmo de vida es más lento; él quiere vivir en la ciudad porque es ahí dónde puede desarrollarse profesionalmente, existen más posibilidades de trabajo, están los amigos y los familiares y la casa que ya compraron... ¿cómo lograr respetar ambas posturas? ¿qué hacer en estos casos? ¿cómo se ponen de acuerdo entre ellos?

Pasa algo similar cuando una madre o un padre tienen intereses diferentes al niño... ¡ponte la ropa que te vas a resfriar!... no!!! quiero saltar pilucho en la cama, responde el niño... ¡cómete la comida!... no tengo hambre... ¡vamos a la casa que es tarde!... no quiero seguir jugando... Es curioso, pero a los niños se les da muchisimas órdenes, se les trata de un modo diferente al de los adultos, ¿por qué? si son iguales a nosotros, sienten, piensan, sueñan, hablan (aunque todavía no entendamos su lenguaje si son menores), ¿qué nos pasa a los adultos? ¿por qué no podemos respetarlos como seres que merecen nuestro respeto igual que un amigo, pareja, jefe, anciano, padre, etc.?

Creo que la clave está en dejar de hacer diferencias entre nosotros, ya sea por edad, géneró, creencias, tendencias, opciones y comencemos a respetar nuestras diferencias e intentemos aprender cómo vivir con ellas, preguntémonos cómo puedo ser feliz con alguien distinto a mi y no intentar cambiarlo o imponerle mis propias necesidades.
Para ser sincera, no es algo fácil de hacer ni de lograr, pero cuando estoy en relaciones en que las personas involucradas intentamos no cambiar al otro o imponernos por sobre ellos, me siento muy bien y siento que lo que nos envuelve es eso que yo llamo respeto.

Mujer en Curso

A propósito de este tema, en una red de mamás en la que participo leí lo siguiente: 

La Regla de Oro de la Crianza
Por Jan Hunt
Traducido por Marcela Araiza


"Trata a otros cómo quisieras que te trataran a ti"

La Regla de Oro a probado su excelencia como guía moral desde la
antigüedad. Los pensadores griegos y judíos, Confucio, Jesús y otros
maestros de ética, enseñaron esta regla, la cual es llamada "de Oro"
para indicar su relevancia como regla fundamental de vida. ¿Qué mejor enseñanza podemos utilizar en nuestro día a día en la crianza? Una variación de la Regla de Oro para los padres sería "Trata a tus hijos como tú quisieras ser tratado si estuvieras en su lugar".

Puede ser esclarecedor aplicar esta "Regla de Oro de la Crianza" a los métodos comunes de disciplina, considerando que los esposos están en "el mismo lugar" que los niños a los que se les aplica la disciplina.

1. Castigos Físicos

La esposa derrama el café accidentalmente en el saco nuevo de su
esposo. Él le pega.

¿La esposa será más cuidadosa con las pertenencias del esposo en el
futuro? ¿O hará que lo arresten por violencia intrafamiliar?

2. Tiempo fuera

El esposo comienza a discutir con un amigo que está de visita. La
esposa le dice "¡No es amable que discutas con tu amigo! ¡No lo
permitiré! ¡Vete a sentar en tu cama una media hora!"

¿El esposo se volverá menos discutidor? ¿Lo embarazoso de la situación hará que se corrija? ¿Se sentirá con ganas de pedirle disculpas a su amigo?

3. Consecuencias

La esposa está manejando, olvidó llenar el tanque y se queda sin
gasolina. Ella llama a su esposo y le pide que le traiga gasolina. Él se rehúsa, explicando que tiene que aprender de las "consecuencias naturales" para que sea más responsable.

¿La esposa se acordará de llenar el tanque cuando esté casi vacío la
próxima vez? ¿O estará demasiado preocupada imaginando el divorcio
como para pensar en cosas menos importantes como el mantenimiento del carro?

4. Conteo

La esposa le recuerda al esposo, quien está leyendo el periódico
después de cenar, que es su turno de lavar los trastes. El murmura "Mmhmm" y sigue leyendo. La esposa dice firmemente "¡Tienes que lavar los trastes ahora! 10-9-8-7..."

¿El esposo sentirá ganas de cooperar con su esposa? ¿O pensará que se ha casado con una lunática? ¿Y se sentirá poco amado?

Todos estos métodos disciplinarios parecen ridículos cuando los vemos de esta manera. Pero la razón es que nuestra sociedad decidió en algún momento que los niños y los adultos responden a diferentes principios de conducta. Este ha sido un error muy dañino. La verdad es que los niños, como los adultos, sienten más ganas de cooperar cuando se les trata con amabilidad, respeto, entendimiento y dignidad. El único método que tiene sentido en las relaciones humanas, ya sea con un niño o con un adulto – es el amor incondicional.

En nuestra sociedad, nos hemos hecho la pregunta equivocada. Hemos
preguntado "¿Cuales reglas funcionan con los niños y cuales con los
adultos?" La realidad es felizmente más sencilla: Todos los humanos se portan como se les trata. La edad no hace la diferencia.

Los padres que quieren ayudar a sus niños a crecer como adultos
amorosos y responsables, no pueden hacer otra cosa mejor que recordar la Regla de Oro: "Trata a tus hijos como tú quisieras ser tratado si estuvieras en su lugar." Es simple, sencillo y efectivo. Y no necesitamos estar buscando a qué edades aplica esta regla. Es lo mismo para todos.

Imagen del Cuento "El caso de Lorenzo" de Isabebelle Carrier