2° Camino: La Terapia Sexual


Utilizo herramientas de la Terapia Sexual en mi quehacer como terapeuta individual y de parejas, así como también en mi rol de facilitadora de talleres grupales, .

Considero que la sexualidad implica mucho más que el coito, implica gozar y sentir plenamente con todas las posibilidades que ofrece el cuerpo. La sexualidad es una forma de comunicación con los demás y con uno mismo, es una manera de sentir el cuerpo y desarrollar la capacidad para el placer. 

La sexualidad se refiere a la forma de sentir, vivenciar y actuar que tenemos hombres y mujeres. Tiene que ver con nuestro cuerpo y las sensaciones que nos genera desde que nacemos hasta la muerte. Pero además, se relaciona con elementos afectivos y psico-sociales que se forman a través de la socialización y los modelos con los cuales nos  identificamos.

Es un comportamiento que implica la actividad sexual, frecuentemente asociada al coito o la penetración, así como también involucra aspectos tales como la sensualidad, el placer, el cortejo, los juegos preliminares, el erotismo, la excitación, las caricias, los pensamientos, los sentimientos, las fantasías, los deseos, la espiritualidad, la trascendencia y la búsqueda de la felicidad

¡La sexualidad recorre todos los caminos del ser humano y sus relaciones con los otros!

Sensualidad

Para vivienciar la sexualidad es necesario desarrollar nuestra sensualidad. 
La sensualidad es la capacidad de sentir placer con todos los sentidos, en cada una de las relaciones que establecemos ya sea con las personas o con el mundo que nos rodea (objetos, alimentos, animales, naturaleza, música, silencio, etc.) de manera tal, que ese vínculo guíe nuestro actuar en la búsqueda del placer.

Cada ser humano, al vivir su sexualidad tiene derecho a sentir placer.
Cuando asociamos la vivencia de la sexualidad con el descubrir la capacidad de goce, educamos a nuestro cuerpo para el placer, le enseñamos ternura, confianza, aceptación, entrega, respeto por una misma y respeto por los demás.


Algunas preguntas que puedes comenzar a hacerte:

¿Cuánto placer sientes diariamente? 
¿Sabes lo que te proporciona placer?
¿Sabes proporcionarte placer tu misma?
¿Sabes pedir lo que te da placer?
Cuando las mujeres  dejamos de escuchar los mandatos externos o lo que socialmente se espera de nosotras, aquello que "debemos hacer o dejar de hacer" y nos entregamonos a la escucha de nuestras propias percepciones, necesidades y emociones, nos damos el permiso de re-descubrir el placer, priorizando la experiencia de nuestro cuerpo y su sensibilidad.

Sensualizarse permite encontrar los caminos que conducen al placer, permite tomar contacto con nuestro cuerpo y con nuestros cinco sentidos.
Cuando somos sensuales despertamos el poder de la mirada, la energía de la voz, el placer de los sabores, el lenguaje del con-tacto y el fluir de los aromas.

La sensualidad consciente desarrolla nuestras posibilidades del erotismo, lo que nos conduce a disfrutar de los placeres cotidianos que nos brinda la vida, tales como:
  • Bañarse con temperatura adecuada, usando jabones suaves
  • Sentir el contacto con las toallas
  • Caminar descalzos sobre el pasto, la arena de la playa, en una alfombra o en la calle con zapatos cómodos
  • Sentir el agrado de respirar
  • Sentir el gusto al beber agua, comer frutos o beber jugos
  • Sentir las caricias
  • Recibir un masaje suave y armonizador
  • Acostarse a dormir
  • Hacer un trabajo creativo
  • Contactarse con las personas queridas

El Cuerpo

La sexualidad se vive en el cuerpo y con el cuerpo. Para desarrollar la sensualidad debemos conectarnos con el cuerpo, conocerlo y no cómo nos enseñan en el colegio o en las películas, sino re-conocerlo, es decir, mirarlo por todos lados, tocarlo con calma, explorarlo con tranquilidad. Tomando conciencia de lo que vamos sintiendo y experimentando a medida que exploramos nuestro cuerpo de mujer.
Por ejemplo, ¿qué te dice tu rostro?, ¿qué revelan tus ojos?, ¿cómo es la textura de tus manos?, cuando recorres tu piel, ¿sientes el ritmo de tu respiración?, cuando miras tus pechos, ¿qué pensamientos tienes?, cuando tocas tu vello púbico, ¿qué sientes?.
Cada lugar de nuestro cuerpo nos entrega información valiosísima sobre quiénes somos, lo que hemos vivido, lo que sentimos y lo que deseamos. 

Cuando tomas conciencia de tu corporalidad, aprendes que tu cuerpo está en constante movimiento, qué tu respiración es la puerta de entrada al placer, que tu flexibilidad física se relaciona con tu apertura o flexibilidad mental, que la relajación de tus músculos permitirá la expansión de tu energía sexual.

Mujer, si conoces tu cuerpo y su ciclicidad, sabrás cómo hacerlo funcionar. Si te conectas con tus sentidos sabrás darte tú misma placer. Si tomas conciencia del poder de tu energía femenina podrás identificar las secuencias corporales que te ayudarán a excitarte. Si reconoces en tí a tu diosa afrodita, despertarás tu sexualidad instintiva y comprenderás la capacidad creativa-creadora que posees. Si te re-encantas con tu ser femenino, podrás producirte disfrute y extasis (orgasmos). Cuando logras conectarte con la sabiduría que llevas en tí, puedes comunicar a otro lo que te gusta y lo que necesitas.

Bellas mujeres, vivamos la sexualidad como un aprendizaje individual, rescatando la conección con nuestro cuerpo y sus cinco sentidos, honremos nuestro mundo privado e intimidad, en donde podemos descubrir, conocer, experimentar, vivir y disfrutar nuestra sexualidad femenina.

Claudia Ferrer, Mujer en Curso