A través de la conciencia corporal entramos en contacto con nuestra esencia-presente.
Recibimos la caricia de la Medicina del Aire, llena de sutileza, de corporalidad, de expansión y placer cinestésico.
Las Diosas que acompañaron nuestro recorrido y guiarán nuestra ceremonia fueron:
Amaterasu: Diosa del Sol y del Espejo
Oya: Diosa de los Vientos del Cambio
Perséfone: Doncella y Reina del Mundo Subterráneo
Tara Verde: Diosa de la Intensidad, el Movimiento y la Sanación
Baubo: Diosa Obsena o de la Sexualidad Sagrada
La voz de cada mujer, nos hizo recordar la ruta de la sanación.
Y abrió la puerta de nuestros corazones-sintientes.
Pudiendo percibir la importancia del Sentido del Tacto.
El juego inundó nuestro cuerpo y la risa fue el timón en esta travesía.
La presencia de Baubo, nos invitó reir y mirarnos en los ojos de la complicidad de los vientres en movimiento.
Nos dimos permiso para sentir el gran pulso de la hermandad y disfrutamos al compartir la simpleza y la magnificencia de lo femenino sagrado.
Trenzamos nuestro cabello unas a otras para recordar que la caricia es la medicina del amor y la puerta de nuestra plenitud.
Enlazamos así nuestras almas, nuestras manos, nuestro sentir a través del baile y el canto.
"...Es el momento de alcanzar los sueños,
es hora de regalarnos risas,
de esas que nacen de muy adentro
y que se expanden a toda prisa.
Y que rían con nosotras los nuevos hombres del mundo
que se inventan, como nosotras, para poder andar juntos.
Sentimos lo sagrado habitando nuestro cuerpo,
que es el cuerpo de la tierra misma..."
(A La Luz de la Risa de las Mujeres, Rosa Zaragoza)
Agradezco el amor y la entrega de cada Mujer-Diosa que participó en aquella ceremonia.
Honro sus risas y su placer.
Luz a todas y cada una.
Nos vemos en el próximo círculo, el VIERNES 26 DE OCTUBRE.
Claudia Ferrer.