viernes, 3 de febrero de 2012

Un Mito Iluminador del Rol Femenino en el Universo

Hoy quiero compartir con ustedes una historia que me contó una mujer que participó en una de las entrevistas que realicé para mi proyecto audiovisual sobre Conciencia Menstrual y Métodos de Recolección del Sangrado.

Canela (Patricia Hernández) creadora del blog http://www.eldespertardetuluna.blogspot.com/ me relató este cuento que luego encuentro en un libro de Ziley Mora, llamado "Magia y Secretos de la Mujer Mapuche".

Te invito a que lo leas y me cuentes que es lo que recibes:

Extracto del Epílogo

"Según un antiguo mito cosmogónico mapuche, El Gran Poder o Futa Chaw envió una estrella -hija suya- con figura de varón para poblar el desierto de la tierra, luego de haberlo enfriado con su saliva. El hombre cae de cabeza al árido suelo volcánico y queda inconsciente. Ante esta contingencia que le impedía cumplir su misión, El Gran Poder, decide enviar a otra estrella -ahora con forma de mujer- para que lo despierte.

Pero este ser estelar viene mejor dotado que el anterior. Cae de pie, muy bien asentada en lo concreto y lo real, pero lejos de su compañero celeste y ahora terrestre. Las plantas de sus pies, disponen de una particularidad: tienen el poder de hacer brotar una millida alfombra vegetal, y de hacer nacer de ella diversas plantas, flores y árboles de variadas especies. Y de las palmasde sus manos se desprendía el poder de dar vida a los animales de la tierra.


En su camino hacia el varón para sacarlo de su sueño o embotamiento, podía recoger las mismas flores nacidas de sus pies y deshojar sus pétalos que, lanzados al aire, se convertían en distintas variedades de aves.

Una vez al lado del varón, va despertándo cada uno de sus miembros. Entonces, de ellos, de los brazos, del tórax, de las piernas del primer hombre que son despertadas por la mujer, surgen las montañas, abismos y ríos de la tierra.

Sin embargo, la mujer se ve impotente sola frente a uno de los órganos del varón: puede despertar todo el cuerpo, la mente y los afectos del hombre. Pero no puede hacer despertar su espíritu (pellu), que está profundamente arraigado en el órgano del corazón, el piwke.

La voluntad del Gran Espíritu había querido que el despertar el espíritu fuera tarea del  hombre solo: en el deber de recuperar el ser de conciencia, la ayuda femenina no bastaba. Pero sin ella, tampoco el hombre llegaría nunca a esa decisión crucial: autodespertar la chispa divina del espíritu".