Ilustración Francesca Chessa |
ODA AL OMBLIGO MATERNO
Mamá, mamita, madre, madre mía.
Algo quedó entre nosotros recordando aquellos días,
algo más que una cicatriz en el centro de la vida,
una profusa cavidad llena de tristeza y alegría,
un nudo encubierto que sello la independencia de nuestras vidas.
¡Míralo madre! Y recordarás las madres pariendo madres;
y en tu mente aparecerán esos nombres inmortales,
aparecerán mujeres rasgando la húmeda tierra,
hombres blandiendo metales;
mujeres y hombres surcando los cielos, los mares.
Ahora, déjame llorar y reír contigo,
deja que con suave mano acaricie tu ombligo;
para recordar aquel tibio paraíso
de flores y árboles frutales;
deja abrazarme a tu regazo de amores maternales.
¡Vamos madre, amiga, esposa y compañera!
¡Vamos madre! santa y abuela…
déjame volver al umbral que llevas consigo,
obrera de la creación suprema,
¡déjame volver hacia aquel tiempo perdido!
Porque algo quedó entre nosotros como emblema,
algo más que una cicatriz, un recuerdo de ti y de mi
y el amoroso lazo que nos une en esta tierra.
Cómo decirlo: Madre, luz, hijos, universo, semblanza eterna
y tu ombligo, madre mia, que se hace estrella.
Hernesto Pazliber.
Santiago de Chile, mayo 2006