El mandala -círculo sagrado, símbolo de sanación y totalidad- ha sido usado desde tiempos antiquísimos hasta nuestros días por las tradiciones espirituales de todo el mundo. Psicológicamente, los mandalas representan la totalidad de nuestro ser y las personas respondemos a ellos instintivamente, más allá de nuestra edad, género, raza o cultura. (http://www.mandali.com/)
Los diseños de los mandalas varían, pueden ser muy simples o extremadamente complejos, pero siempre mantienen similares características: un centro, puntos cardinales que pueden ser contenidos dentro de un círculo y cierta simetría. Fueron y son usados por maestros espirituales, chamanes y sanadores, como fuente de sabiduría y forma de meditación. (http://www.mandali.com/)
Los Mandalas y Las Mujeres
Desde mi propia experiencia, a medida que las mujeres trabajamos con los mandalas, podemos sentir cómo crece la paciencia en nosotras y logramos aceptar que hay un momento para cada cosa y que cada proceso tiene su propio tiempo de desenvolvimiento. A su vez, vamos desarrollando nuestra capacidad de asombro, de ver cada instante con ojos nuevos y disfrutar así la vida más plenamente. También, cultivamos una actitud de aceptación, ante la obra que tenemos ante nosotras y que hemos creado.
Contemplar, dibujar, pintar o crear mandalas puede ayudarnos a centrarnos cuando estamos dispersas o nos sentimos perdidas y a calmarnos cuando estamos intranquilas. Además, nos ayuda a conectar nuestro mundo emocional y nuestro mundo espiritual mediante la expresión de nuestra creatividad.
Las mujeres al internarnos en el mundo de los mandalas comenzamos un viaje hacia nuestra escencia femenina, es una forma de reconectarnos con el lenguaje de nuestro ser mujer, permitiéndonos ver zonas del camino que hasta el momento desconocíamos a través de la energía primordial de nuestra creatividad.
En el proceso creativo de construir un mandala, despertamos nuestro inmenso poder que proviene del lugar más profundo de nuestra naturaleza femenina, permitiendo abrazar a la Diosa Creadora que vive en cada una de nosotras.
Una mujer que es capaz de dar vida con sus manos, con sus sueños, con su sentir. Una Diosa Generadora de amor, de vínculos, de proyectos, de calma, de pasión se abre paso a través de este proceso de autodescubrimiento y de conección con aquello que teníamos olvidado, aquello que ha habitado en nosotras pero que no lo recordábamos... aquella sabiduría ancestral femenina.
¡Podemos miramos con amor, bondad y reverencia
por las mujeres que somos y por lo que somos capaces de hacer!
Claudia Ferrer, creadora de Mujer en curso.
En relación a la la creatividad, Silvia Selowsky en su libro "El Oráculo de Las Diosas, el despertar de lo femenino" (Editorial Grijalbo) postula que:
"Cualquier acto que se lleva a cabo desde el corazón, con intención profunda y focalizada, estando muy presente, proyecta lo más genuino de cada ser. Las acciones cotidianas pueden traer la dimensión sagrada de la vida... Asumir tu manifestación única, inspirada y original te llena de energía terapéutica. Te integra desde tu ser interior con el rol que ocupas en el mundo en que vives"
Y a través de la Diosa Creadora o Hilandera nos entrega el siguiente mensaje:
"Confía en tu fuerza original
y la creatividad florecerá en tu vida,
sanando tu cuerpo, tu mente y tu alma"
Algunas Sugerencias
Observa un mandala:
Sientate en un lugar cómodo, logra una respiración rítmica y profunda, y observa por algunos minutos un mandala de tu elección. Este simple ejercicio puede llevarte a un estado de relajación y puedes sentirte más alerta ante los hechos que suceden a tu alrededor.
Colorea un mandala:
Escoge un modelo que te inspire, selecciona los instrumentos (colores, marcadores, acuarelas, acrilicos, por ejemplo) y luego instálate en un sitio tranquilo. Puedes colocar música si lo deseas y comienzar tu trabajo. El resultado que obtendrás dependerá de tu estado de ánimo y de lo que el mandala que desees pintar te transmita. Si crees que necesitas ayuda para exteriorizar tus emociones, puedes colorearlas de adentro hacia fuera; si por el contrario, quieres buscar tu centro, píntalas de afuera hacia adentro.
Crea un mandala:
Busca un lugar que te inspire tranquilidad, reune los materiales que sientas necesarios (lápices, piedras, semillas, flores, hojas, alimentos, etc) Deja que tus manos vayan creando, siente las palpitaciones de lo que tu corazón te va diciendo, pérmite que tu diosa interior te guíe.
Escucha lo que la Diosa Creadora te susurre...